Con ayuda de sus familias, construyeron composteras individuales; y les incorporaron restos orgánicos de sus domicilios, los que a medida que se descomponen, alimentan las lombrices que agregaron.
Ellos se involucran, se capacitan, saben cuáles residuos se descomponen rápidamente, saben que deben airear y cuál es el grado de humedad óptimo.
Visualizan el reciclado de nutrientes para los suelos y analizan la riqueza que incorporan a través del compost y del lombricompuesto, logrado con su propia basura orgánica.